Antonio Banderas protagoniza ‘Dolor y Gloria’ y nos ofrece una interpretación inmensa, probablemente la mejor de su carrera.
DOLOR Y GLORIA (PEDRO ALMODÓVAR, 2019)
Con este relato pseudo autobiográfico Pedro Almodóvar se marca uno de sus mejores trabajos. Una película que recuerda una infancia dura pero feliz, que aborda desencuentros y reencuentros, que mira hacia un gran amor que se fue, que despide a los excesos y en la que un director y guionista de cine ya consagrado se enfrenta a los achaques, dolencias y muchas fobias de su madurez.
Y como no podía ser menos tratándose del cineasta manchego, la figura de la madre siempre omnipresente, aquí representada en su juventud por Penélope Cruz y en su vejez por a Julieta Serrano, ambas inspiradísimas.
Antonio Banderas protagoniza ‘Dolor y Gloria’ y nos ofrece una interpretación inmensa, probablemente la mejor de su carrera. Su composición de Salvador, este álter ego de Almodóvar, es compleja y cargada de matices, siempre midiendo la fuerza y el ímpetu necesario para cada escena. A Banderas le secunda un inmenso Asier Etxendia y unos correctos Leonardo Sbaraglia y Nora Navas.
También hay que destacar la preciosa y cálida fotografía de José Luis Alcaine y la emotiva partitura de Alberto Iglesias.
En definitiva, una película sobresaliente cuyo visionado se hace corto